miércoles, 8 de abril de 2009

Correo de voz

En el último cajón del escritorio
de un cuarto que fue mío
hay un sobre cerrado con tu nombre
yo lo palpo, lo sostengo,
lo pongo frente a la luz de un velador
y voy diciendo
línea por línea su secreto

pero ocurre que al leerlo
al trasluz,
furtivamente en el desvelo,
sólo leo letras, palabras, nombres,
lugares, oraciones
que no entiendo
y un impulso secreto me lleva
por el pulso cifrado de tu letra
al lugar de la firma

y junto a ella veo
un corazón oscuro,
media estrella y la mitad
del estribillo triste
de la canción que cantabas
cuando todavía te quería.