viernes, 25 de abril de 2008

Señora felicidad

Yo no sé si podré convivir con tu mirada en pena de muerte.
Yo no sé cómo pensarás esa risa invertebrada y tu forma de vivir a bajosuelo.
Cuando te pierdas porque te busque creeré que es hábito de todos perderse
y cuando te encuentre al borde, al borde de donde quiera que te encuentres, creerás
que un hombre no sabe vivir sin antes matar (a una mujer, a otros hombres)
y algo del futuro se escapará de nosotros y ya nadie
nadie
sabrá si esta adoración tenaz que te tengo tiene esperanzas
o sólo me enamoré de tus limitaciones.
Yo no sé, repito, si podré convivir con tu mirada amarga y ciega,
presa bajo tierra
y en pena de muerte.


Héctor López
18-3-08








1 comentario:

lapsuscalami dijo...

"Cuando te pierdas porque te busque creeré que es hábito de todos perderse / y cuando te encuentre al borde, al borde de donde quiera que te encuentres, creerás / que un hombre no sabe vivir sin antes matar (a una mujer, a otros hombres)/ y algo del futuro se escapará de nosotros y ya nadie /
nadie / sabrá si esta adoración tenaz que te tengo tiene esperanzas / o sólo me enamoré de tus limitaciones."

Es el corazón y la razón fundamental de mi gusto por este poema... Encontrarte al borde de donde sea que te encuentres (es un animarse a las fronteras, quizá el fin de todo amor, aprender a atravesar fronteras, enfrentarlas, enamorarme de las limitaciones?... trasponer el borde...) Lo repito, no sé si se puede vivir con la mirada en pena (de muerte) de la felicidad... El hábito de todos es perderte (felicitas mia!)... Matar o dejarse morir, quizá sea la consigna de esta mujer de bajosuelo... y dónde quedaron los huesos de esa risa? Quizá ahí se juega todo... (¿habeas corpus para la felicidad?)... Es un poema difícil y subyugante... Es una conversación ciega con la señorona felicidad, una conversación de ultratumba... un debate entre dejarse volar en la esperanza o asirse al borde del hueso... Pena ososa de muerte debida, Felicidad invertebrada de vida... Nada queda zanjado en mi fracaso