lunes, 21 de abril de 2008

Vos fumá


Vaivenes
(a Lucídia y mi desidia)

De pronto te animás.
Venís. Llegás.
Decís. Qué decís.
Te quiero ver.
No. A ver, hablá.
Decís.
Hacés que decís,
no,
hablás, mirás.
Mirás de reojo el reloj.
Hacés que te vas.
No te querés ir.
Amagás.
Creés que te voy a creer.
Insinuás. Te movés. Meneás.
Me hacés desear.
Ya quiero que te vayas
y volvés.
Lo notás.
Lo decís.
Hago que no lo noté.
Te reís.
Me mirás
las pestañas. Imaginás
que estamos en silencio
y hablás y hablás y hablás.
Hasta por los codos hablás.
Me revisás las pestañas.
Tenés miedo de mi sueño.
Hacés bien.
No, qué digo. Hacés mal.
Ya te vas te pregunto.
No te vas nunca me digo.
Y sos así.
Cuando llegue ni
te voy a extrañar.
Ese debe ser el modo mío
de extrañarte.
Saber que no te pienso.
Pensar que no te pienso.
Creer que no existís
cuando agitás los brazos para que no cierre las pestañas
y te ahogue.
Entonces te digo morite y te concedo la existencia.
Entonces suspirás.
Es un suspiro.
Yo quisiera un estertor de parte tuya.
Sabés que no sos lo que busco.
Sabés que no podés dejar que no te encuentre.
Sabés
y vos te morís igual.
Hacés que te morís.
Te morís de ganas de matarme.
Creés que me hacés creer que te morís.
Qué estupideces
pienso.
Ahora pienso que te mato
y revivís
y en la otra vida me querés
y yo también


te aborrezco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

a tus pies juli... me gusto mucho la poesia sobre todo algunas frases....

vane

Anónimo dijo...

gracias vainilla! Me pone contento sobremanera... La de llorar ya me queda mal (por qué no fabular que lloran por mí, no? jajajaja)

un abrazo, juli