jueves, 15 de mayo de 2008

carta sin sobre

Es difícil estar en la posición del no-estar, es una postura peligrosa, una impostura donde se postula la indiferencia entre decir y querer-te decir, es pretender que lo que digo trasluce algo con lo que ese decir disiente, aunque lo intente, -más cuando cada digo deja un dije incorregible y reprochable, cuando el digo traslúcido se opaca e indaga su desdigo con su daga más íntima (…) Única certidumbre: Pienso que te hablo, te pienso, luego escribo.

De los dolores que voy sintiendo, a veces el de verte es el que duele más, el único que mejor se calla contando, quién hubiera predicho que ibas a tener formas innumerables, indecibles de dolerme. Te das cuenta, vos que no te das a cuentas, que estás tácita pero implícita en la tesitura de mis palabras, impregnada de las humedades en que se abrevia el llanto, premeditada aunque inconclusa siempre en ese resto de acaso que te perfecciona. Vos no te hacés una cuenta de esto que yo cuento y me da bronca creérmelo pudiendo creármelo leyéndome y amándome vos, ya menos desinencial de lo necesario; pero es difícil, digo, es trabajoso ese andar situando excusas para hacerte sentir frío y abrazarte, o decirte algo que te dé calor y desnudarte como de un envoltorio, digo, en el fondo se trata de mantenerse a flote en la superficie del comienzo, esclusas más o menos, abrirte el puerto, trabar la puerta, preguntarte adónde me deja el colectivo que esperás y hasta cuánta esperanza se aguanta en la parada sola.

Sé que estas palabras ni siquiera rascan el silencio con que pica esto que siento.

2 comentarios:

Luciano Doti dijo...

El sólo ver a la persona deseada, puede desatar una voragine de palabras profundas.

lapsuscalami dijo...

Luciano:

Muchas gracias por tu comentario... Voy a pasarme por tu blog... Grazie