que las palabras sean un conjuro contra las imágenes que me congelan
en un pasado en que no existo
en un futuro fantasioso
que las palabras sean andamios o puentes levadizos
y que el silencio ande dando voces
trazando mis bordes más desnudos
que las palabras que mi tristeza te ofrece
iluminen el equivalente sitio que tu tristeza tapa
y las instantáneas felices que plancha tu obstinación
se ajen como hojas y destiñan
que las palabras conserven el calor de estos dedos
y consigan abrasarte
Escrito estando triste, el domingo 13 de noviembre de 2011, a la una menos cinco de la mañana.
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