Entre la poesía que vive en tu corazón y la amapola existe un contrato
escrito por el viento y firmado por la destrucción.
Está escrito con una pluma de grulla
mojada en sangre de libélulas.
Para ambos el problema consiste
en saber cómo burlar con astucia a la vida
para que dé su fragancia en las palabras y así éstas
puedan parir sueños sólidos.
Sí, los sueños tienen que construirse más firmes que las ciudades
y diariamente deben ser remendados
y reparados tras los ataques cotidianos y corrosivos del diente de la utilidad
que es peor que el diente del tiempo.
Harry Martinson
Las hierbas de Thule
1958
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