jueves, 6 de marzo de 2008

soneto

Ninfa


Estira el Sol su lazo de haz de luces
por asir la belleza de tu espalda,
pero, Dafne discreta, lo introduces
en un silencio rumoroso de agua.

Encendida, en el lago ahora luces
una ceniza ardiente en la mirada
y en los labios a Lázaro conduces
de nuevo al amor. Levántate y anda,

que la ninfa de tus sueños se allega
a un lugar del más acá de vos mismo,
allá, donde el corazón por fin niega
la fábula del dolor y su abismo.

Pero es la luz de Apolo que te ciega,
otra vez no es lo que ves: espejismo

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