ESTA noche, fantasmas del pasado a mi balcón tres veces han llamado. A la tercera vez, se abrió la puerta. Un viento de recóndita fragancia mató la luz y saturó mi estancia: y conversé con la esperanza muerta, el deseo difunto, el sueño ido, el viejo amor azul que hoy es olvido... Y reviví por lúgubres instantes años del corazón vividos antes. Poco después, la ráfaga de viento que los trajo al dolor de mi aposento, los arrojó de nuevo a la pavura helada y triste de la noche oscura. Por si van a tornar, tendré cuidado de mantener con precaución segura la luz alerta y el balcón cerrado.
Enrique González Martínez
1 comentario:
En 1960, yo cursaba 1o de vocacional en la Escuela Bancaria y Comercial, y el maestro de literatura, nos hizo memorizar este poema, que recuerdo y admiro a la fecha.
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