viernes, 11 de abril de 2008

Viernes y hospital


a E.R.D.


Caminabas los corredores sin azulejos
hasta hacerte tarde
sin silencio el cerebro te tapaba el sueño desnudo
las ventanas sin sol tapiaban los costados grandes de tu sala sola
y tan de tarde esa mañana acostado galopaste la cama de tu borde
desbordado
inabordable
en la cornisa de tu carne
donde apenas hace sombra el esqueleto

y el baldío de nadie colindante
de tu tarde anochecible esa mañana
en que coartaste las pinzas intrigantes
de un cangrejo
y descaminaste el paso falso
el triángulo obligado
la tabla rota que hay debajo
su tres dimensiones postizas entre el musgo

y por fin enseguida
los duros cangrejos de la duda mutilados
los Cielos sucedáneos hechos polvo
los pulpos y las máculas rameras que borraste con el codo
y la hebra larga y suelta de la que nunca te soltaste
porque reincidiste en no dejar la vida en la ceguera lúcida del sueño
debajo del silencio arbolado de parientes
que por muerte de la idea de tu muerte son deudores de tu vida la de siempre
que ya es casi tan reciente
y si te marcó la parca en circunstancia
te bancó el estilete doctor de la caricia
el pulso
del corazón de los que te aman




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