viernes, 2 de octubre de 2009

Bajón


Veintitrés de diciembre en esta mustia
tarde de un verano macilento,
rodeado de gentes y de angustias
camino la avenida a paso lento.

Pienso quizá en otra tarde, en otro tiempo,
cuando la vida tenía otro cariz
y otro cielo y otro sueño… y ahora tengo
casi nada apenas para ser feliz.

Y esta avenida es cualquier avenida
y esta tarde es una tarde cualquiera
en que salgo a caminar a la deriva
para olvidar al que soy en el que era,

pero Rivadavia ineludible, eterna,
y su aterradora torre no me olvidan.

No hay comentarios.: