sábado, 2 de enero de 2010

Ahora no

La torre tiene un ojo
por el que relojea lo que oigo
ruidos ruidos ruidos
y un silencio fino sobre el filo de la voz

el río también tiene un brazo
con el que estruja lo que trazo
palabras palabras
y una sed bárbara en la garganta del dolor

los altos edificios también tienen oídos
por los que escuchan lo que miro
sueños sueños sueños
y un solo recuerdo mordiéndome el corazón

y esa grúa amarilla tiene una mano
tendida hacia lo alto
con la que aferra en vano
nubes nubes nubes
y quizá una sola cosa busque que antes tuve
y ahora no.


Jueves 14, Puerto Madero

viernes, 6 de noviembre de 2009

DEFINCIÓN DE ARTE

Una ficción es creer que con palabras, de un momento a otro, se puede lograr en el otro lo que el otro no puede lograr con sus acciones.

martes, 3 de noviembre de 2009

A la vuelta de lo que me pasa

Para escribir hay que tener motivación.
Quiero decir, hay que tener una idea motora
que haga fluir las letras como un torrente.
Yo me siento a escribir ahora y no tengo
esa motivación que digo que hay que tener.
¿Qué puedo escribir entonces, sin motivación?
Poco y nada. Casi nada. A nadie le va a interesar
lo que pueda decir si escribo sin ganas, ni ideas.

Sin embargo considero que escribir así, a veces
puede resultar un desafío o, mejor dicho,
un tratar de hacer algo que no todos pueden,
algo a lo que tal vez no todos se animan.
Escribir inspirado por las musas es fácil,
es como descargar líquido de una represa.
En cambio, esto que me pasa ahora es como
ponerse a dilucidar en la oscuridad,
a contar lo que me falta, a sufrir hambre.

Yo nunca sufrí hambre, lamentablemente.
Digo “lamentablemente” porque si supiera
lo que es sufrir hambre, ahora mismo escribiría
sobre algo concreto, sobre mi vida sensorial.
En cambio, escribir así, sin timón, se parece mucho
a no tener nada después de haberlo perdido todo.
Tampoco es mi caso, yo no perdí nada,
ni nunca sentí tampoco que tuviera todo,
pero escribo como si ya hubiera perdido todo
y ya nada me importara.

Nunca tuve hambre y escribo como el que siente hambre.
Tampoco tengo penas… y estoy triste.


J.D.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Una reflexión sobre lo que me pasa












Hay dos maneras de pensar.
Una es pensar pensando que se piensa.

La otra es pensar sin pensar
o no pensar nada, excepto en aquello que se piensa.

Yo no consigo pensar de ninguna de las dos maneras.
Ni bien me pongo a pensar pensando que estoy pensando,

en seguida me olvido de que estaba pensando.
Es porque me concentro mucho en lo que pienso?

Puede ser, pero no creo, porque al pensar
pienso en aquello que pienso, pero hasta el punto

de que pienso en cómo pensaría eso mismo si pensara
y es justo ahí cuando noto que me olvido lo que pensaba.



Lapsusmentis

viernes, 9 de octubre de 2009

Ruinas















Donde sea que la desierta ausencia ponga huevos
y la tarde hacia su nunca pierda la tardanza,
donde crucen las miradas áridas dos ciegos
y se muera de vieja y sin hijos las esperanza;

donde el silencio suene como un oscuro gozne
que abra la puerta abierta sin puerta de la nada,
donde sea inútil ya que diga cualquier nombre
porque allá las palabras esconden más palabras;

en ese lugar que tanto busco y nunca hallo
y que ahora no puedo ya no encontrar perdido
la muerte me imagina durmiendo sin descanso,

y en su sueño, insomne, me piensa pensativo
como en espejo, los ojos fijos en su adagio,
arrojando estos versos; donde habite el olvido.

sábado, 3 de octubre de 2009

breve diálogo con un banquero de piedra


(bruxelles)


yo no sé cómo es eso de querer sin querer
de tener sin desear de tomar sin morirse / de sed
pero tampoco sé ya decir la verdad / ser sincero
dividir el amor y decir hasta acá / resto cero


nunca entendí la angustia de llorar al decir
el temor al callar el dolor al reír
el tener las palabras y cerrada la boca
y decir con las lágrimas que también el amor / se equivoca



viernes, 2 de octubre de 2009

Bajón


Veintitrés de diciembre en esta mustia
tarde de un verano macilento,
rodeado de gentes y de angustias
camino la avenida a paso lento.

Pienso quizá en otra tarde, en otro tiempo,
cuando la vida tenía otro cariz
y otro cielo y otro sueño… y ahora tengo
casi nada apenas para ser feliz.

Y esta avenida es cualquier avenida
y esta tarde es una tarde cualquiera
en que salgo a caminar a la deriva
para olvidar al que soy en el que era,

pero Rivadavia ineludible, eterna,
y su aterradora torre no me olvidan.

sábado, 11 de julio de 2009

La pasión del cuarto hache

Pasarse la vida remendando piezas que vestirían otros, pasarse tardes enteras junto a la estufa o el ventilador con la novelita de la tarde a todo volumen o sin ella, no fuera a ser que tuviera que oír las discusiones de los energúmenos del cuarto hache, gastarse las manos y los ojos enhebrando hilos de conversaciones ajenas (tan perturbadoras, tan venenosas –la del cuarto hache engañaba al marido y vivía en su ausencia tramando escaparse con amantes ágiles y efímeros, duraban semanas, a veces un mes, y después la dejaban desolada, conversando sola de embarcos, de vuelos al nunca jamás), en fin, la novelita de las cuatro, la transmisión de las seis o el informativo de las siete menos cuarto resultaban meros intervalos de voces mucho más ajenas que nadie, voces sin cara, voces con las que no compartiría nunca un ascensor en ascenso. La aguja iba y volvía, ella pasaba las horas con los vestidos de los otros, con los secretos cercanos filtrando las paredes (porque las paredes sí oyen). Sólo contaba con el parlante para tapar las horas en que la otra se descosía a llantos, porque enmendar historias de otros no es tan sencillo como componer un traje o hacer que cierre un cierre que no cierra. Esto mismo le explicaba al oficial, doña Catita, un día en que el marido había vuelto más temprano que de costumbre. A ella se le había dado por asomarse por la ventana del baño. Había oído y visto todo.


viernes, 26 de junio de 2009

Misterio

No hay peor soledad que aquella a la que vas sin estar invitado.




No voy a abrir,
seguirá el invierno aguando el campomuerto.

No voy a recordar,
invitar a ver
matar con la memoria
a tu secreto.

No voy a abrir.

miércoles, 20 de mayo de 2009

funeral blues

Stop all the clocks, cut off the telephone,
prevent the dog from barking with a juicy bone,
silence the pianos and with muffled drum
bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
scribbling on the sky the message she is Dead.
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
let the traffic policemen wear black cotton gloves.

She was my North, my South, my East and West,
my working week and my Sunday rest,
my noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last forever: I was wrong.

The stars are not wanted now; put out every one,
pack up the moon and dismantle the sun,
pour away the ocean and sweep up the woods;
for nothing now can ever come to any good.

W.H. Auden