domingo, 4 de mayo de 2008

Pavimento




Estrellas desperdiciadas
descansan en el pavimento.

Despuntadas y
resquebrajadas
se extrañan
de sí mismas.

Y piensan:
lo gobernable
es sólo poesía:
ahora nuestros
cadáveres apilados
aúllan agitadamente
su sed de estrellas.

¡Basta!
Ya es hora de morder
mis alas negras
y de bailar la macarena
junto a la muerte.


Quisiera ahogar mis
peces en tus palabras.
Aunque…
ya no es más tiempo
de crepúsculos
violáceos…


La falta se enfrasca
suavemente con
forma de estrella
desahuciada:
las pequeñas puntas
avanzan hasta
penetrar mi desgarbada
materia.

Ahora prefiero ingerir
bocas: ya no quiero
más palabras que
hagan la guerra.

¡NO HUYAS!
Desearía poder
Darte de comer
pedazos de mi estrella:
pedazos de desgracias pavimentadas.


Daniela de la Cruz
(escrito hace ya mucho)

1 comentario:

lapsuscalami dijo...

Partimos desde el final, es la sensación que me da este poema, parte desde la otra parte a la que se parte (es un plus-viaje)...

Lo que está lejano e inmutable, lo elevado, ya empieza caído en el pavimento y extrañdo... una pila de cadáveres aullantes, lo único maleable es este poema que te habla (parece decir Daniela), es esta boca que se come a sí misma...

Quisiera ahogar mis
peces en tus palabras.
aunque…
ya no es más tiempo
de crepúsculos
violáceos…

Ese otro tiempo que Héctor busca construir en el proyecto de sus poemas, en este poema de Daniela es un tiempo ya anochecido de estrellas estrelladas en el asfalto

La falta se enfrasca
suavemente con
forma de estrella
desahuciada: (...)

Y lo único que hay o que queda es la falta enfrascada, lo único que se guarda es lo que no vino (será esperanza?)... Y ahí viene el momento en que se come la boca, luego de ahogar los pecesitos en tus palabras (sí, las tuyas, odiado lector mío)... Hay al final un deseo de estar, de permanecer, de hacer una tregua, la banderita blanca de la poesía que se calla, el verbo desear izándose... morder pedacitos de estrellas como el que come con tristeza el corazón de lo que ama...

Huelga cualquier juicio impresionista... Le cedo la palabra al lector (si es que le queda aliento para decir algo después de toparse con un poema como éste)