sábado, 19 de enero de 2008

Esa torre

Rivadavia y avenida La Plata
en un sábado más de Buenos Aires,
salí a caminar como quien trata
de olvidar el dolor, de dispersarse,

y di -sin saber- con esta perfecta
muestra de terrible simetría:
la avenida La Plata que va recta
a herir a Rivadavia en esta esquina.

Hay también una torre redonda
que triangula muy bien el escenario,
parece un reloj de sol y de sombra

que presidiera ausente o solitario,
un torno doloroso que se ahonda,
una sonda que llega hasta el osario.

19 de enero de 2008



antecedente en:


Rivadavia y av. La Plata

Esta cúpula hiriente que se yergue
es un cilindro de angustia tan perfecto
que hoy se ha puesto a jugar mi pensamiento
con la incómoda idea de la muerte.

Caminé la avenida hasta perderme
y de pronto noté en línea al cielo
ese torno macizo, gris y negro
horadando las horas mansamente.

Y me puse a buscar entre la gente
el hilito invisible del silencio
y la aguja de oro en el poniente

para zurcir el cielo ceniciento
que ya se deshacía levemente
en un río de sangre aleve y lento.

septiembre de 2007

1 comentario:

Axolott dijo...

La melancolia ha llegado a nuestros ojos!...

Que loco hablar asi de algo tan cotidiano como es Rivadavia y av. la plata...

La frase: "... para zurcir el cielo ceniciento..."

No se explicar bien el por que me gusta tanto esa frase... es como que me baja una imagen de un cielo roto, descocido, donde en esa rotura deja ver un negro profundo... y un hilo de oro zursirá ese cielo rojo, para no dejar ver el negro que sus entrañas esconden...

Me gusto mucho!...


Mucha melancolia en el 1º, ESA TORRE.

Que no decaiga!